Ayudar e instigar se refiere a la complicidad en un crimen. Este es un concepto jurídico que se utiliza para imponer la responsabilidad derivada de la comisión de un delito, en lugar de que sea un delito independiente. Esto significa que alguien que ayuda e instiga a cometer un delito es considerado autor principal del mismo.

Para que se considere complicidad, las personas deben actuar con conocimiento de la finalidad delictiva del autor del delito y con la intención o el propósito de cometer el delito o de alentar o facilitar su comisión. Esto también puede implicar una ayuda sustancial a la persona que realiza la conducta ilícita.

Es importante tener en cuenta que la complicidad puede producirse “en el impulso del momento”, lo que significa que podría ocurrir tan instantáneamente como el propio acto delictivo.

En términos de responsabilidad, una persona puede ser considerada responsable no solo por el delito previsto, sino también por cualquier otro delito que el autor cometa, si es una consecuencia natural y probable del delito previsto. Esto se conoce como responsabilidad por complicidad en virtud de la doctrina de las consecuencias naturales y probables.

La complicidad puede demostrarse mediante pruebas circunstanciales, y factores como la presencia en el lugar del delito, la no prevención del mismo y la conducta antes y después del delito, incluida la huida, son relevantes para determinar si un acusado colaboró en el delito.

También es importante aclarar que la complicidad no se considera un delito de intención específica, pero sí puede ser un estado mental específico. Las instrucciones que se le dan al jurado en casos de complicidad están en el Calcrim nos. 400-404.