Cuando pensamos en el derecho penal desde el punto de vista de una defensa holística, la meta es que la persona acusada de un delito no solamente sea defendida de los cargos, sino que se alcanzó un aprendizaje, y se le proporcionen los recursos, para no volver a caer en una situación en la que se le imputen cargos o acusaciones delictivas. 

Como en la Tradición Tetzkatlipoka, el propósito de la defensa holística incluye el autoconocimiento de nuestros propios actos, con el fin apoyar a nuestros clientes a lograr una más alta calidad de vida en su desarrollo como seres humanos.

La defensa holística surgió como un nuevo paradigma para la representación legal de nuestros clientes. En contraste con el modelo tradicional, que hace hincapié en la representación penal y en la defensa ante el tribunal por parte de un único abogado o abogada, el modelo de defensa holística se basa en la idea de que, para ser defensores verdaderamente eficaces para nuestros clientes, debemos adoptar una comprensión más amplia del alcance de nuestro trabajo.

Para ello, nos ocupamos no solo del caso concreto, sino también de las consecuencias jurídicas colaterales de la intervención de la justicia penal (como la pérdida del empleo, de la vivienda pública, de la custodia de los hijos y las consecuencias migratorias) y de las circunstancias vitales subyacentes y los problemas no jurídicos que tan a menudo contribuyen a llevar a nuestros al sistema de justicia penal en primer lugar (como la drogadicción, las enfermedades mentales o la inestabilidad familiar o de la vivienda).